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¿Qué son los Otros Indicadores de Calidad?

Los Otros Indicadores de Calidad son un conjunto de índices que entregan información sobre aspectos relacionados con el desarrollo personal y social de los estudiantes, en forma complementaria a la información proporcionada por los resultados Simce y los Estándares de Aprendizaje, ampliando de este modo la concepción de calidad educativa.

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¿Cuáles son los indicadores?

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¿Cómo se evaluan?

Los Otros Indicadores de Calidad se evalúan por separado para educación básica y para educación media. Estos indicadores se evalúan por dos medios principales:

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Hábitos de vida saludable

El indicador Hábitos de vida saludable evalúa las actitudes y conductas autodeclaradas de los estudiantes en relación con la vida saludable, y también sus percepciones sobre el grado en que el establecimiento promueve hábitos beneficiosos para la salud.

Se contemplan las siguientes dimensiones:

Hábitos alimenticios: considera las actitudes y las conductas autodeclaradas de los estudiantes relacionadas con la alimentación, y, además, sus percepciones sobre el grado en que el establecimiento promueve hábitos de alimentación sana.

Hábitos de vida activa: considera las actitudes y las conductas autodeclaradas de los estudiantes relacionadas con un estilo de vida activo, y también sus percepciones sobre el grado en que el establecimiento fomenta la actividad física.

Hábitos de autocuidado: considera las actitudes y las conductas autodeclaradas de los estudiantes relacionadas con la sexualidad, el consumo de tabaco, alcohol y drogas, y, asimismo, sus percepciones sobre el grado en que el establecimiento previene conductas de riesgo y promueve conductas de autocuidado e higiene.

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Por qué son importantes los hábitos

Debido a la influencia que tiene el entorno en la formación de hábitos, y al hecho de que un niño promedio asiste al menos doce años de su vida a un establecimiento educacional, la escuela surge como un espacio clave para la adquisición y consolidación de hábitos de vida saludable.

El desarrollo temprano de un estilo de vida saludable contribuye, en términos generales, al desarrollo de una buena salud física y mental, a la adquisición de habilidades sociales y al proceso de enseñanza-aprendizaje.

Concretamente, los estudiantes que mantienen un estilo de vida sana desarrollan una buena salud física, ya que tener hábitos saludables ayuda a los niños y jóvenes a mantener un peso corporal adecuado, desarrollar huesos y músculos fuertes, y contar con un sistema inmunológico que los protege activamente de los cuadros virales que comúnmente se contagian en el establecimiento, entre otros. Es decir, los estudiantes que practican regularmente actividad física, se alimentan de manera equilibrada y no presentan conductas de riesgo son más saludables físicamente, lo que se traduce en una menor posibilidad de sufrir enfermedades respiratorias y cardiovasculares, sobrepeso, trastornos alimentarios y diabetes, entre otros.

Asimismo, un estilo de vida saludable ayuda a los niños y jóvenes a desarrollar habilidades y actitudes necesarias para una buena salud mental, ya que los estudiantes saludables tienden a tener un mejor estado de ánimo, mayor autoconfianza y autoestima, y mayor control de impulsos y tolerancia a la frustración, entre otros. Por ejemplo, un estudiante que se encuentra en buen estado físico y se alimenta de un modo que le permite tener un peso normal tiene más probabilidades de sentirse cómodo con su apariencia física y confiado para vivir experiencias nuevas, de enfrentar constructivamente las dificultades y de desarrollar una buena imagen de sí mismo. Además, cabe tener en cuenta que la práctica de actividad física provoca que el organismo humano libere endorfinas, una hormona que hace que las personas se sientan más felices, vitales y plenas, lo que contribuye a una buena salud mental.

Además de lo anterior, un estilo de vida saludable ayuda a los niños y jóvenes a desarrollar habilidades sociales útiles para la convivencia diaria y la vida en comunidad. Un establecimiento que promueve hábitos de vida saludable, especialmente aquellos relacionados con la vida activa, fomenta que sus estudiantes salgan al aire libre, conozcan a otros y aprendan a respetar reglas y disfrutar en equipo, entre otros.

Por otro lado, los hábitos de vida saludable implican evitar el consumo de tabaco, alcohol y drogas, especialmente antes de los dieciocho años. Dado que los niños y jóvenes se encuentran en pleno proceso de desarrollo, el consumo de sustancias a esta edad altera los proceso neuromadurativos normales, lo que impacta negativamente la capacidad de planificación, control de impulsos y manejo socioemocional. A su vez, el consumo de alcohol y drogas a temprana edad puede alterar la concentración, memoria y aprendizaje, lo que incide en el rendimiento escolar. Asimismo, estas sustancias y el tabaco tienen efectos perniciosos en la salud general, ya que están asociados a trastornos en el páncreas, hígado, pulmón y sistema inmunológico, entre otros. Además, es importante considerar que la adolescencia corresponde al momento de la vida en que frecuentemente se inicia el uso y abuso de sustancias, y esto incrementa el riesgo de dependencia en épocas posteriores de la vida.

En este sentido, los niños y jóvenes son especialmente vulnerables, lo que hace que sea esencial promover tempranamente el desarrollo de hábitos de autocuidado que les permitan preocuparse de sí mismos y contar con los conocimientos, habilidades y actitudes necesarios para actuar asertivamente ante situaciones de riesgo o para evitar exponerse a ellas.

Por otra parte, un estilo de vida saludable beneficia el aprendizaje y el rendimiento académico por diversas razones. Primero, la práctica de actividad física y una alimentación balanceada mejora la capacidad de aprendizaje de los estudiantes, ya que incrementa su aptitud para resolver tareas difíciles, la concentración y la memoria, y disminuye la eventual ansiedad y estrés ante las evaluaciones. Segundo, los estudiantes saludables faltan menos a clases, lo que favorece la continuidad académica y previene vacíos que podrían obstaculizar el aprendizaje. Y tercero, los estudiantes que hacen actividad física de manera regular, se alimentan adecuadamente y no incurren en conductas de riesgo, suelen tener una disciplina que favorece el desempeño académico.

Finalmente, el desarrollo de hábitos de vida saludable es importante para las personas no solo por las consecuencias que tienen en su etapa escolar, sino también porque influyen en su vida adulta. Un niño que desarrolla buenos hábitos alimenticios, de vida activa y de autocuidado aumenta sus probabilidades de ser en el futuro una persona sana, que se preocupa por su salud, se ejercita, pone atención a sus necesidades y se protege.

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Cómo se evalua el indicador Hábitos de vida saludable

El indicador Hábitos de vida saludable es evaluado sobre la base de la información recogida en los cuestionarios Simce para estudiantes. Estos cuestionarios contienen preguntas cerradas, generalmente con escalas de respuesta de cuatro alternativas, que reflejan actitudes y conductas autodeclaradas de los estudiantes en relación con la vida saludable, y sus distintas percepciones sobre la promoción de hábitos de vida saludable en el establecimiento.

El puntaje de este indicador se estima en forma independiente para la educación básica y la educación media. Para esto, se llevan a cabo los siguientes pasos:

Los puntajes de este indicador se expresan en una escala de 0 a 100, y están asociados a tres categorías de hábitos de vida saludable, como se señala en el cuadro Nº 4. Los puntajes de corte de dichas categorías serán fijados por la Agencia de Calidad de la Educación en la primera Ordenación de establecimientos.

Además del puntaje obtenido por el establecimiento en educación básica o educación media, se informará el resultado promedio a nivel nacional y el de los establecimientos similares, con el fin de que se puedan comparar los resultados.

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Qué hacen los establecimientos

Los establecimientos que promueven los hábitos de vida saludable entre sus estudiantes y logran desarrollar buenos hábitos alimenticios, de vida activa y de autocuidado implementan, generalmente, algunas de las siguientes medidas:

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